miércoles, marzo 28, 2018

Una reflexión desde Siria hasta Pasto, en Colombia

Amman, Jordania. Marzo de 2018

Hola

Soy Luis Hernando AGUILAR RAMIREZ, Oficial de Información del Sector Salud en el Equipo de Toda Siria (TheWhole of Syria), con la Organización Mundial de la Salud. 

Hoy se cumple un año más del conflicto en Siria, que ha sido la oportunidad para que la humanidad muestre sus peores y sus mejores facetas. Estos años de uno de los conflictos más complejos en la historia reciente han servido para demostrar niveles de crueldad inimaginables pero también los actos de humanidad destacados en medio de la impotencia que se siente al ver como las Naciones Unidas dejan la carga de su actuar en la respuesta humanitaria, dados los vacíos políticos de su propia estructura. 

Cuando empecé a trabajar como el Oficial de Información para el sector salud de toda Siria, el escenario operacional priorizado era Alepo. Posteriormente fue Ar-Raqqa, luego Deir Er Zor, Ahora es Eastern Goutha y seguramente pronto será Afrin. Las condiciones se repiten una y otra vez. Cuando empecé mi misión la comunidad humanitaria enfrentaba límites operacionales enormes dado el cierre del espacio humanitario. La respuesta humanitaria se había organizado en diferentes hubs, entre Iraq, Turquía, Jordania y Damasco, con la idea de poder acceder a las poblaciones afectadas, bajo el control de los diferentes actores de violencia. El Sector Salud busca garantizar el acceso a los servicios de salud a los más de 12 millones de personas con necesidades prioritarias y es coordinado por la Organización  Mundial de la Salud de la cual yo era funcionario. Esto implica actuar bajo los principios humanitarios, fortaleciendo la coordinación de cientos de organizaciones implementadoras, e inclusive en ocasiones establecer diálogo humanitario con diferentes grupos rebeldes, los Kurdos, las fuerzas del ejército Sirio, e incluso el llamado Estado Islámico.  

Fui testigo de cómo se logró acceder a zonas muy complejas para proveer de vacunación a niños y niñas que llevaban años fuera de su esquema de protección. De cómo sistemáticamente la misión médica era víctima de actos de violencia que todos los meses dejaban muertos y heridos civiles incluidos miembros del personal de respuesta en Salud. De cómo se tomaban medidas desesperadas, como la construcción de hospitales subterráneos, para poder mantener la prestación de los servicios de salud inclusive en las zonas de difícil acceso y en las comunidades sitiadas bajo las condiciones más adversas

El martes trece de febrero, de nuevo el conflicto Sirio estaba en las primeras planas y en los titulares de las noticias. Las fuerzas estatales, con apoyo de Rusia, habían recrudecido la ofensiva sobre Eastern Ghuta, un enclave compuesto por varios subdistritos al norte de Damasco. Como siempre, la noticia era uso de violencia por parte de los actores de la guerra, violencia que se presentaba en diferentes formas y que afectaba a civiles. Además, algo que no era ninguna novedad, el bombardeo a diferentes centros de servicio de salud, protegidos formalmente por la ley internacional, ley que en este caso era simplemente ignorada. Mientras trabajaba una vez más con la información sobre los ataques a la misión médica en Eastern Goutha, y veía cada día como miembros del personal médico eran asesinados, y las instalaciones duramente afectadas privando a las comunidades en altísima necesidad, de los servicios de salud. Ese día, también pasaba algo que me ayudaba a no perder todas las esperanzas. 

A miles de kilómetros de allí, en un lugar sorprendente, hermoso y donde hace años también fui testigo del paso de la violencia sobre las vidas de las personas, la magia de la colaboración se repetía. Pasto es la capital del departamento de Nariño. Una ciudad que duerme a la sombra de un volcán, que es la capital de un departamento fronterizo que no ha sido ajeno a la guerra. La riqueza de sus tierras, su localización estratégica entre la frontera, la selva y el Océano Pacífico, le dan mucho de la magia que tiene, pero también la ponen en medio de los intereses de los violentos. Allí muchos de mis amigos se encontraban de nuevo en un Laboratorio de Innovación Ciudadana, y era el primero que trabajaba enfocado en la Paz. LabicPAZ

Conocí a los Laboratorios de Innovación Social por Virgina, una voluntaria argentina quien nos ayudó durante la respuesta ciudadana digital a los terremotos de Haití y Chile de 2010. Ella me presentó la iniciativa en Abril de 2016, cuando me encontraba en Ecuador, trabajando para la respuesta al terremoto que había sucedido algunos días atrás. Los laboratorios son coordinados por la Secretaría General Iberoamericana, y allí se seleccionan y apoyan iniciativas propuestas por los ciudadanos de Iberoamérica. El apoyo es sobretodo logístico pero además consiste en la selección de otros voluntarios que durante las jornadas de trabajo son quienes aportarán su talento, tiempo y pasión para generar prototipos que impactarán positivamente la vida de diferentes comunidades. El primero tenido lugar en Veracruz, en México, el segundo en Rio de Janeiro en Brasil y el tercero en Cartagena, en Colombia. Durante ese tercer laboratorio tuve el honor de dirigir el proyecto Kitum: Activismo Humanitario. Una plataforma tecnológica que permite a los ciudadanos estar mejor preparados para enfrentar los desastres, y sobre todo, para apoyar a otros ciudadanos afectados incluso en otros países. 

En esta oportunidad el Labic era convocado también por la Alta Consejería para el Post Conflicto, la Gobernación del Departamento de Nariño y el Centro Nansen de Paz y Dialogo, con mis amigos Alfredo y Christiane, quienes llegando desde Noruega entregaban su experiencia en construcción de Paz y Dialogo. Sentía mucha alegría de ver que gracias a que yo sugerí su participación en el laboratorio en Cartagena, ahora eran parte del grupo dinamizador y que los participantes de Laboratorio se enriquecerían con su saber. 

Ver como día con día más de cien personas talentosas, llegando de diferentes partes del mundo, donando su talento y su tiempo para construir paz... bueno... eso ayuda a no perder la esperanza. 

El 15 de Febrero marca el aniversario del inicio de la guerra en Siria, cuando en Daráa, en la frontera con Jordania,  la represión violenta a una movilización ciudadana se convertía en el inicio de este conflicto. En ese marco y mientras recibía los reportes de nuevos actos de violencia contra la misión médica. Nuevos ataques que comprometían a niños, y mientras me enteraba de la muerte de cientos de civiles incluidos miembros de la misión medica en Eastern Ghouta, en Idleb , y en otros lugares; en las noches buscaba enterarme de cómo les había ido a mis amigos en Pasto. Que avances habían logrado, con que problemas se habían encontrado. Supe de Aranea, una plataforma para movilizaciones ciudadanas coordinada por RosaCris, amiga de hace tiempo quien hizo parte de mi equipo en Cartagena.  Supe además de gente que lograba traer agua del aire, otros que generaban prótesis de bajo costo, una ludoteca ciudadana para la paz,... en fin, proyectos propuestos por ciudadanos y enriquecidos con conocimiento experto de otros ciudadanos...  (¡Que útil sería tener eso por acá!, pensé) 

Estoy a poco de terminar mi misión en Medio Oriente. Entre Siria, Turquía, Iraq, Jordania y Líbano. La comunidad internacional y las contrapartes locales siguen dando esfuerzos enormes para aliviar el sufrimiento de las personas sitiadas en Eastern Goutha. Algunos convoyes con ayuda humanitaria pudieron ser distribuidos, aunque algunos tuvieron que regresar con parte de su contenido pues la ventana humanitaria se cerró de repente. Las organizaciones siguen trabajando en medio de la violencia. Seguimos dando lo mejor para garantizar el acceso a servicios de salud, de la mejor manera posible.

En este marco, uno de los mejores recuerdos que me llevaré, será que a pesar del dolor hay esperanza, y la semilla de esa esperanza está en la gente. Lo que viene no es fácil. Ni para los sirios ni para ningún país que es atravesado por la violencia, y Colombia es exactamente eso, un país al que la violencia ha atravesado y que está intentando seguir adelante. Por eso es tan significativo que ese laboratorio tuviera lugar en ese sitio y en ese momento. 


@luishernando