Amman, Jordania. Marzo de 2018
Hola
Soy Luis Hernando AGUILAR RAMIREZ, Oficial de Información del Sector Salud en el Equipo de Toda Siria (TheWhole of Syria), con la Organización Mundial de la Salud.
Hoy se cumple un año más del conflicto en
Siria, que ha sido la oportunidad para que la humanidad muestre sus peores y sus
mejores facetas. Estos años de uno de los conflictos más complejos en la
historia reciente han servido para demostrar niveles de crueldad inimaginables pero
también los actos de humanidad destacados en medio de la impotencia que se
siente al ver como las Naciones Unidas dejan la carga de su actuar en la
respuesta humanitaria, dados los vacíos políticos de su propia estructura.
Cuando empecé a trabajar como el Oficial de
Información para el sector salud de toda Siria, el escenario operacional
priorizado era Alepo. Posteriormente fue Ar-Raqqa, luego Deir Er Zor, Ahora es Eastern
Goutha y seguramente pronto será Afrin. Las condiciones se repiten una y otra
vez. Cuando empecé mi misión la comunidad humanitaria enfrentaba límites
operacionales enormes dado el cierre del espacio humanitario. La respuesta
humanitaria se había organizado en diferentes hubs, entre Iraq, Turquía,
Jordania y Damasco, con la idea de poder acceder a las poblaciones afectadas,
bajo el control de los diferentes actores de violencia. El Sector Salud busca
garantizar el acceso a los servicios de salud a los más de 12 millones de personas
con necesidades prioritarias y es coordinado por la Organización Mundial
de la Salud de la cual yo era funcionario. Esto implica actuar bajo los
principios humanitarios, fortaleciendo la coordinación de cientos de
organizaciones implementadoras, e inclusive en ocasiones establecer diálogo
humanitario con diferentes grupos rebeldes, los Kurdos, las fuerzas del ejército
Sirio, e incluso el llamado Estado Islámico.
Fui testigo de cómo se logró acceder a
zonas muy complejas para proveer de vacunación a niños y niñas que llevaban
años fuera de su esquema de protección. De cómo sistemáticamente la misión médica
era víctima de actos de violencia que todos los meses dejaban muertos y heridos
civiles incluidos miembros del personal de respuesta en Salud. De cómo se
tomaban medidas desesperadas, como la construcción de hospitales subterráneos,
para poder mantener la prestación de los servicios de salud inclusive en las
zonas de difícil acceso y en las comunidades sitiadas bajo las condiciones más
adversas
El martes trece de febrero, de nuevo el
conflicto Sirio estaba en las primeras planas y en los titulares de las
noticias. Las fuerzas estatales, con apoyo de Rusia, habían recrudecido la
ofensiva sobre Eastern Ghuta, un enclave compuesto por varios subdistritos al
norte de Damasco. Como siempre, la noticia era uso de violencia por parte de
los actores de la guerra, violencia que se presentaba en diferentes formas y
que afectaba a civiles. Además, algo que no era ninguna novedad, el bombardeo a
diferentes centros de servicio de salud, protegidos formalmente por la ley
internacional, ley que en este caso era simplemente ignorada. Mientras
trabajaba una vez más con la información sobre los ataques a la misión médica
en Eastern Goutha, y veía cada día como miembros del personal médico eran
asesinados, y las instalaciones duramente afectadas privando a las comunidades
en altísima necesidad, de los servicios de salud. Ese día, también pasaba algo
que me ayudaba a no perder todas las esperanzas.
A miles de kilómetros de allí, en un lugar
sorprendente, hermoso y donde hace años también fui testigo del paso de la
violencia sobre las vidas de las personas, la magia de la colaboración se repetía.
Pasto es la capital del departamento de Nariño. Una ciudad que duerme a la
sombra de un volcán, que es la capital de un departamento fronterizo que no ha
sido ajeno a la guerra. La riqueza de sus tierras, su localización estratégica
entre la frontera, la selva y el Océano Pacífico, le dan mucho de la magia que
tiene, pero también la ponen en medio de los intereses de los violentos. Allí
muchos de mis amigos se encontraban de nuevo en un Laboratorio de Innovación
Ciudadana, y era el primero que trabajaba enfocado en la Paz. LabicPAZ
Conocí a los Laboratorios de Innovación
Social por Virgina, una voluntaria argentina quien nos ayudó durante la
respuesta ciudadana digital a los terremotos de Haití y Chile de 2010. Ella me
presentó la iniciativa en Abril de 2016, cuando me encontraba en Ecuador,
trabajando para la respuesta al terremoto que había sucedido algunos días
atrás. Los laboratorios son coordinados por la Secretaría General
Iberoamericana, y allí se seleccionan y apoyan iniciativas propuestas por los
ciudadanos de Iberoamérica. El apoyo es sobretodo logístico pero además
consiste en la selección de otros voluntarios que durante las jornadas de
trabajo son quienes aportarán su talento, tiempo y pasión para generar
prototipos que impactarán positivamente la vida de diferentes comunidades. El
primero tenido lugar en Veracruz, en México, el segundo en Rio de Janeiro en
Brasil y el tercero en Cartagena, en Colombia. Durante ese tercer laboratorio
tuve el honor de dirigir el proyecto Kitum: Activismo Humanitario. Una
plataforma tecnológica que permite a los ciudadanos estar mejor preparados para
enfrentar los desastres, y sobre todo, para apoyar a otros ciudadanos afectados
incluso en otros países.
En esta oportunidad el Labic era convocado también
por la Alta Consejería para el Post Conflicto, la Gobernación del Departamento
de Nariño y el Centro Nansen de Paz y Dialogo, con mis amigos Alfredo y
Christiane, quienes llegando desde Noruega entregaban su experiencia en
construcción de Paz y Dialogo. Sentía mucha alegría de ver que gracias a que yo
sugerí su participación en el laboratorio en Cartagena, ahora eran parte del
grupo dinamizador y que los participantes de Laboratorio se enriquecerían con
su saber.
Ver como día con día más de cien personas
talentosas, llegando de diferentes partes del mundo, donando su talento y su tiempo
para construir paz... bueno... eso ayuda a no perder la esperanza.
El 15 de Febrero marca el aniversario del
inicio de la guerra en Siria, cuando en Daráa, en la frontera con Jordania, la represión violenta a una movilización
ciudadana se convertía en el inicio de este conflicto. En ese marco y mientras
recibía los reportes de nuevos actos de violencia contra la misión médica.
Nuevos ataques que comprometían a niños, y mientras me enteraba de la muerte de
cientos de civiles incluidos miembros de la misión medica en Eastern Ghouta, en
Idleb , y en otros lugares; en las noches buscaba enterarme de cómo les había
ido a mis amigos en Pasto. Que avances habían logrado, con que problemas se
habían encontrado. Supe de Aranea, una plataforma para movilizaciones
ciudadanas coordinada por RosaCris, amiga de hace tiempo quien hizo parte de mi
equipo en Cartagena. Supe además de gente que lograba traer agua del
aire, otros que generaban prótesis de bajo costo, una ludoteca ciudadana para
la paz,... en fin, proyectos propuestos por ciudadanos y enriquecidos con
conocimiento experto de otros ciudadanos... (¡Que útil sería tener eso
por acá!, pensé)
Estoy a poco de terminar mi misión en Medio
Oriente. Entre Siria, Turquía, Iraq, Jordania y Líbano. La comunidad
internacional y las contrapartes locales siguen dando esfuerzos enormes para
aliviar el sufrimiento de las personas sitiadas en Eastern Goutha. Algunos convoyes
con ayuda humanitaria pudieron ser distribuidos, aunque algunos tuvieron que
regresar con parte de su contenido pues la ventana humanitaria se cerró de
repente. Las organizaciones siguen trabajando en medio de la violencia.
Seguimos dando lo mejor para garantizar el acceso a servicios de salud, de la
mejor manera posible.
En este marco, uno de los mejores recuerdos
que me llevaré, será que a pesar del dolor hay esperanza, y la semilla de esa
esperanza está en la gente. Lo que viene no es fácil. Ni para los sirios ni
para ningún país que es atravesado por la violencia, y Colombia es exactamente eso,
un país al que la violencia ha atravesado y que está intentando seguir
adelante. Por eso es tan significativo que ese laboratorio tuviera lugar en ese
sitio y en ese momento.
@luishernando